¿Cuál es la verdadera razón por la que los buenos empleados se van?
Cuando se encuentra un trabajo mejor que el que se tiene actualmente, lo primero que se quiere hacer es deslizarse por la puerta sin hacer ruido y tomar el empleo que se le está ofreciendo.
Es tan común hoy en día escuchar el “recibí una oferta que no pude rechazar” y en la mayoría de los casos esa frase resulta ser real.
Claro que hay más historia que «recibí una oferta que no pude rechazar», pero el jefe que ha empujado al empleado fuera de la puerta ignorando sus necesidades maltratandolo abiertamente, no merece oír la historia completa.
Uno de los mayores problemas en el mundo del trabajo es que un muro invisible e impermeable puede construirse entre lo que a los empleados les encantaría decir y lo que a los jefes les gusta oír.
Cuando una persona trabaja para una empresa que no está interesada en su opinión, resulta complicado que el trabajo sea agradable. En cambio, si nuestro jefe está interesado en nuestra opinión y realmente le da valor a nuestro trabajo, resulta menos probable que se busque renunciar.
Nadie puede o debe permanecer en una organización en la que no es valorada su palabra.
La razón falsa por la que los empleados buenos dejan sus trabajos es «Una oferta de trabajo increíble voló desde por mi ventana y cayó en mi escritorio» y si crees esa historia, tenemos un árbol que da dinero para regalarte.
Las personas no buscan trabajo cuando ya tienen uno y se sienten cómodos, es un gran dolor en el cuello. En cambio, se ven obligados a empezar a buscar trabajo a través de innumerables desprecios e insultos que se acumulan con el tiempo.
Por ejemplo: en diciembre tu jefe te prometió un excelente aumento de sueldo y una asignación para entrar en vigor en enero. En enero retrocedieron y dijeron que el aumento salarial se dividiría en tres partes en función del logro de sus metas para 2017.
¿Quién seguiría empujando una piedra cuesta arriba cuando el mundo es tan grande?
Si el jefe actual no valora los talentos, muchos otros lo harán.