¿Ha sido la solución a los errores o sólo ha logrado avivar la polémica?
Por: Nino Pérez
El Mundial de Rusia está a punto de cumplir la mitad de su ciclo de vida, pero ya nos ha dejado con varias postales difíciles de olvidar, como la decepcionante participación de Argentina durante la fase de grupos y el esperanzador, hasta ahora, andar de la Selección Mexicana. Sin embargo, lo que sin duda ha marcado el torneo se encuentra más allá del terreno de juego: el VAR y su inclusión dentro de los encuentros, que regularmente se vuelve tema de discusión para bien o para mal.
Tras la polémica salida de Joseph Blatter de la presidencia de la FIFA en 2015 y con la llegada de Gianni Infantino al puesto, el mundo del fútbol se ha vuelto mucho más abierto a la idea del uso de la tecnología dentro de las canchas, a fin de mejorar la experiencia del juego y dejar de convertir a los árbitros en los protagonistas involuntarios del espectáculo. Durante Rusia 2018 hemos visto varios partidos que se han visto beneficiados por el VAR, pero ha habido otros que ponen en tela de juicio su implementación.
Basta con ver los claroscuros, tenemos buenos pasajes como lo acontecido en el Australia-Francia, donde se otorgó el primer penalti en la historia gracias al videoarbitraje, después de una barrida por detrás de Joshua Risdon sobre Antoine Griezmann. En otra ocasión, los australianos se vieron en el otro extremo de la situación cuando recibieron una marcación a favor frente a Dinamarca.
Por el otro lado, está la pena máxima no marcada a favor de Suecia en el encuentro entre suecos y alemanes el sábado pasado cuando el marcador se encontraba empatado a 0. Éste no es un caso aislado, Brasil protestó airadamente en su primer partido un empujón de Zuber sobre Miranda en un córner que terminó en gol; Marruecos, frente a Portugal, reclamó en tres diferentes jugadas que el árbitro consultara el VAR. En ninguno de estos casos siquiera se consideró revisar la dichosa “pantallita”.
Creo que ha quedado claro que en definitiva se necesita hacer una extensiva revisión de todo el proceso si este quiere causar un impacto significativo. Las reglas de la FIFA mencionan que el equipo de árbitros encargados de ver el juego a través de las pantallas pueden pedirle al juez de campo que evalúe su primer juicio viendo la correspondiente repetición, pero finalmente es él quien tiene la última palabra para hacerlo. Esto sigue suponiendo un error fundamental, debido a que no se le ha retirado el total poder a los jueces, e incluso aumenta la polémica: ¿por qué no se dignan a utilizarlo en ocasiones tan claras?
¿Deberían implementar un uso al estilo del “Challenge” en la NFL? Puede que esta medida no sea muy popular por ser muy “estadounidense”, ¿qué tal el ojo de halcón en el tenis donde los jugadores pueden solicitar hasta en tres ocasiones revisar si la bola botó dentro o fuera del campo? No son soluciones ideales, pero en definitiva existen por alguna razón.
El VAR aún está en pañales, pero mínimo ha quedado en mejor posición que cuando lo vimos el año pasado en la Copa Confederaciones en un escenario mundial por primera vez, donde fue duramente criticado porque los árbitros tardaban una eternidad en revisar las jugadas, haciéndolo incluso después de que los jugadores terminaban de festejar un gol ilegítimo. Sin embargo, hasta que a la FIFA le deje de dar miedo el remover el poder supremo de decisión a los árbitros, es cuando veremos una verdadera transformación en el juego.
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