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La Vivienda Usada, un Salvavidas Desperdiciado de la Industria

La Vivienda Usada, un Salvavidas Desperdiciado de la Industria

La industria de la construcción registró en 2019 uno de sus peores años desde la crisis financiera mundial de 2008.

En lo general, cada rubro se detuvo o se cayó, no se apreció un crecimiento salvo a nivel de la creación de naves industriales, pero que no fue suficiente para dejar de hablar de una caída severa para todo el sector.

A nivel vivienda, por ejemplo, la construcción de nuevas unidades tuvo una contracción de 14% sobre lo que se había generado en 2018.

En pocas palabras, fue un año pésimo para la industria inmobiliaria del país, que, al tratarse de una de las que ofrece los indicadores del movimiento de la economía en general, también habla del estancamiento económico que se vivió.

Ante la limitación de nuevas propiedades que vender, la vivienda de segunda mano aparece como una oportunidad para detonar y movilizar el mercado.

Hoy se sabe que por cada vivienda nueva que se adquiere en México, hay de tres a cinco operaciones que involucran vivienda usada, esto habla de la importancia detrás de este rubro y la necesidad que hay en la industria de optimizarlo.

La vivienda usada sigue siendo una opción más que ideal para el comprador por las prestaciones que brinda: ubicaciones que son complicadas en nuevos desarrollos, precios más accesibles, trámites ágiles y ocupación inmediata de la propiedad.

Pero todavía hay mucho que hacer para mejorar la experiencia de compra y, al mismo tiempo, agilizar los procesos en beneficio de todas las partes involucradas.

La venta de vivienda de segunda mano está dominada por el vendedor, no por quien compra.

Las plataformas digitales, el surgimiento de las Proptech, podría ayudar a que el comprador se vea mejor asesorado en temas de documentación, información, facilidad de acceso a propiedades en venta, y a asesores cuyo único interés sea que el comprador consiga la casa ideal.

En Hausy.mx, por ejemplo, utilizamos inteligencia de datos y machine learning para determinar los presupuestos, gustos e intereses del cliente, con la finalidad de ofrecer una vivienda a la medida, recortando el tiempo de búsqueda hasta en un 70%. Asimismo, asesora al usuario en proceso de compra, en cuestión legal y estructural.

Que el proceso de compra de una vivienda de segunda mano tome entre 6 y 9 meses es demasiado para un mercado que requiere dinamismo. ¿Qué pasaría si en lugar de meses pudiéramos hablar de semanas?

No solo veríamos muchas más casas vendidas en tiempo récord, sino también la posibilidad de potenciar una industria detrás: la del mantenimiento de propiedades, la de los agentes de bienes raíces, la de los asesores de compra –que hoy es inédita en México–, entre muchos otros aspectos.

Tenemos una oportunidad a la mano que hasta hoy se veía desperdiciada en el espectro del trato “informal”. En muchas economías se aprovecha este tipo de vivienda para comprar, reparar, mejorar y revender a mejores precios. Esto genera empleos, rápidas ganancias y nuevas oportunidades de compra-venta, siempre y cuando el mercado cuente con el dinamismo adecuado.

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