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Chile: ¿Fue solo el alza del metro?

Chile: ¿Fue solo el alza del metro?

Por: Pía Arellano Martínez.

Santiago, Chile.

Hace poco, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echenique, destacó en un matinal de chileno que ante la convulsión política y social que ha sufrido Latinoamérica estos meses, Chile era un verdadero oasis en términos de democracia, crecimiento y calidad de vida. Se ha convencido a la población de que el país es un ejemplo de crecimiento durante los últimos años, considerado líder económico dentro la región.    

Así mismo, en el mes de junio, el medio chileno «La Tercera» publicaba una nota que mostraba al país con un rendimiento a nivel de los mercados emergentes tales como Malasia o Polonia. En palabras del propio Presidente: “Este año nuestro país crecerá entre el 3 y 3,5 por ciento, liderando el crecimiento de América Latina y superando al mundo”.

Para el mes de octubre, los números no iban a favor de lo que predicaba el mandatario, ya que el Gobierno tuvo que recortar la proyección de crecimiento, revelando el Ministro de Hacienda que la tasa fluctuaría entre un 2,4 y 2,9 por ciento. Entre los factores de este recorte, se señalaba a la Guerra Comercial y al valor del cobre a nivel mundial, en que Chile es primer productor y ha sufrido varias irregularidades.

Durante el mismo mes, el 4 octubre, el Panel de Expertos del Transporte Público notificó el alza del precio del pasaje del metro en Santiago de Chile de 800 a 830 pesos en hora punta (US$ 1,17), lo cual generó una reacción contraria de parte de los estudiantes secundarios, que con su llamado a “evadir”, dieron inicio a una convulsión social y política de tal magnitud que con el paso de los días fue aumentando a tal punto que el Presidente de la República declaró estado de excepción constitucional y las Fuerzas Armadas fueron llamadas a poner orden mediante el toque de queda.

Desde esta alza fue lo que “rebasó el vaso” de la paciencia de los chilenos, pero también otros factores que se han ido acumulando por años.

El precio del pasaje en metro fue considerado por el Gobierno como el más adecuado a la realidad de los chilenos. Sin embargo, el sueldo mínimo del país son $301.000 mensuales (US$414 aproximadamente), y más de la mitad de los trabajadores de Chile reciben una suma inferior a 400.000 pesos (US$562), según indicó el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile. Por lo que, el alza del precio del metro significó un gran malestar entre los ciudadanos, pues su bolsillo resultaría afectado.

Hay que considerar también que dentro de los estándares de la OCDE, Chile ha aparecido como uno de los diez países más desiguales del mundo, posicionándose en el número siete.

A sí mismo, los servicios básicos de Chile están en manos de compañías privadas y sufren constantes alzas. Este mes, por ejemplo, la cuenta de luz tuvo un aumento del 9,2% en todo el país.

Las pensiones forman parte del modelo económico privado chileno, que se considera deficiente para poder costear atención médica, supervivencia, medicamentos y cubrir otros gastos de la tercera edad. Este aspecto lleva años siendo analizado en el Senado y ha sido causa de multitudinarias marchas en años anteriores para terminar con el sistema que rige.

La educación universitaria también se considera una de las más caras del mundo, ya que muchas universidades son privadas y las públicas fueron obligadas a auto financiarse durante la dictadura militar. Matricularse en un recinto de educación superior de Chile cuesta unos 23.600 dólares, según un estudio británico realizado por Expert Market este año, en el que las familias chilenas deben invertir el 73% de su sueldo. Actualmente 616 mil estudiantes están endeudados con el Crédito Aval del Estado (CAE).

Otro aspecto que ha despertado la chispa en Chile, ha sido la gestión de Sebastián Piñera. Elegido en el 2017, promovió su campaña política bajo el eslogan “Tiempos Mejores” en que se prometía una cifra tentadora de empleos para las clases medias y bajas, erradicar la delincuencia, mejorar los salarios, entre otros proyectos. Sin embargo, no hay logros significativos a dos años de haber asumido el gobierno.  Por otra parte, existe una creciente divergencia entre los proyectos gubernamentales y la oposición.  Sistemáticamente, han sido rechazados los proyectos de ley por insuficientes:  Sueldos, educación, matrimonio igualitario, No+AFP, medioambiente, feminismo, entre otras.

El descontento en Chile es fruto de años de postergaciones  y promesas incumplidas tanto por este gobierno como por los anteriores desde la vuelta a la democracia.  La rabia se fue acumulando hasta que le explotó en la cara al Gobierno de Sebastián Piñera, quien se ha jactado en muchas ocasiones en el discurso de que la economía sigue creciendo, que se crean más y mejores empleos, entre otros logros.

Las protestas desatadas en Santiago de Chile son en su mayoría pacíficas y transversales.  Llama la atención que no haya líderes ni organizaciones que encabecen las manifestaciones.  Gobierno y oposición son vistos por la ciudadanía como los causantes de la crisis. Y el llamado exige cambios estructurales que puedan mejorar la calidad de vida de los chilenos. Pero el Gobierno no ha podido resolver de manera inmediata las demandas hasta este punto en que han considerado estas protestas masivas como actos vandálicos y declarando a Chile en estado de guerra, desplegando fuerzas armadas y estado de queda en varias regiones del país.  La parte más negra de las manifestaciones ha sido la violencia en las calles, con incendios y saqueos a supermercados, generados por una minoría de antisociales.

Si Chile, como dice Sebastián Piñera, es un oasis en términos económicos, cabe preguntarse si la ciudadanía comparte esta visión. Manifestaciones multitudinarias contra el gobierno parecen estar señalando que aquel oasis es solo un sueño.

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