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AMLO: La caída del capitalismo

El capitalismo puede colapsar, y no es por AMLO


Por: Cristina Paredes

Uno de los principales problemas del capitalismo en México es la grave desigualdad económica. Actualmente se estima que 4 de cada 10 mexicanos vive en pobreza, es decir, 53.4 millones de sus habitantes, esto de acuerdo al reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 2017. Además de esto, basta con buscar en Google para conocer que el promedio del ingreso per cápita en el país es de 8,543 dólares anuales, destacando entre las economías con el PIB por habitante más bajo del mundo.

A diferencia de otros países capitalistas, en México se vive una desigualdad económica grave entre sus habitantes, esto crea problemas sociales como violencia, corrupción e impunidad, desatando así un estado fallido con una grave crisis monetaria. Es precisamente debido a este sistema político y económico lo que ha provocado la llegada e insistencia de un candidato con propuestas de izquierda: Andrés Manuel López Obrador.

AMLO es mucho más que un candidato, es el síntoma de un sistema económico y político roto en el país.  

En términos generales, la nueva generación de votantes está frustrada con el status quo, por lo que AMLO se convierte en uno de los candidatos preferido de los jóvenes, representando hambre de justicia social y “ruptura con el pasado”. Ante las notorias graves dificultades económicas y violencia en el país, surgen alternativas de izquierda. Y esto se refuerza también a raíz del neoliberalismo que ha surgido en los últimos años.

La preocupación por tener un candidato de izquierda en el país va mucho más allá de los intereses de la llamada clase trabajadora. Con el poder que ahora tienen las corporaciones, éstas dominan el mercado y lo ponen en riesgo. Es decir, queramos o no, definen la economía.

Ampliando la perspectiva, las elecciones presidenciales de 2018 tendrán un gran golpe no solo para México, sino también para las compañías multinacionales que operan en el país. El impacto que tendrá en empresas como GE, IBM, Ford, Citi y Wal-Mart es inevitable. Organizaciones que han invertido mucho en México durante los últimos veinte años se podrán ver cuestionadas.

No cabe duda de que la economía de México ha crecido desde el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) de 1992, sin embargo en estas próximas elecciones de 2018, muchos ciudadanos del país cansados ​​de los aumentos de precio a la canasta básica, la desigualdad, violencia desenfrenada y corrupción; tendrán que decidir entre intentar sostener las ganancias nacientes de la era del TLCAN, centradas en las exportaciones o, cambiar para volver a adoptar un modelo populista que se empeña en rechazar, al menos parcialmente, el modelo de desarrollo liderado por las exportaciones para enfocarse en impulsar la producción industrial y agrícola local.

 

Las opiniones que aparecen en esta columna son responsabilidad del autor y no necesariamente las de este medio.

 

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